Yoraily Arèvalo
La mística española cuenta con figuras
señeras en el Siglo de Oro y sobre todo en Castilla, como Bernardino de Laredo,
Francisco de Osuna; Santa Teresa de Jesús compuso importantes obras místicas en
prosa, como Las moradas y Camino de perfección; a San Juan de Ávila se le debe
tal vez el famoso soneto místico "No me mueve mi Dios para quererte",
y San Juan de la Cruz compuso con sus experiencias místicas unos poemas que son
quizá la cumbre de la lírica española de todos los tiempos, el Cántico
espiritual y la Noche oscura del alma, comentados por él mismo en prosa, entre
otros varios poemas no menos importantes. Destacan también otros místicos, como
Santo Tomás de Villanueva, San Juan Bautista de la Concepción, Cristóbal de
Fonseca, el beato Alonso de Orozco, fray Pedro Malón de Chaide, fray Luis de
Granada o fray Juan de los Ángeles. En el País Vasco destaca la figura de San
Ignacio de Loyola. En Cataluña fue importante en la Edad Media Ramón Llull,
también conocido como Raimundo Lulio, cuyo Libro del amigo y el amado es el
principal testimonio de la literatura mística en catalán. Tras el Siglo de Oro,
la mística española entró en decadencia
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