Yoraily Arèvalo
La palabra mística
viene del griego myein, que significa cerrar. Mystikós equivale a cerrado,
arcano, misterioso, secreto. Los griegos relacionaban este secreto con lo
religioso. Ya con el cristianismo, la
voz mística pasa con frecuencia a ser adjetivo de teología, formando el
sintagma teología mística que se opone a la teología normal —teorética y
racionalista—, siendo aquella un hecho experimental, una praxis. San Juan de la
Cruz la definía así: "tiene por objeto el sabroso conocimiento
experimental de Dios y de las cosas divinas adquirido mediante la
contemplación". Para las escuelas místicas españolas se llega a la unión
con Dios a través de la oración mental y de la contemplación
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