Yoraily Arevalo
La Restauración es una etapa de estabilidad de la Historia de España que se extiende desde el año 1874, en el se restablece la monarquía borbónica tras la Primera República.
A finales sel siglo XIX, el sistema de la Restauración se vio sacudido por una fuerte crisis, provocada por la guerra colonial y la perdida de los últimos restos del imperio ultramarino. Paralelamente, España se vio envuelta en una crisis interna, fruto de lo que los coetáneos denominaron el "Desastre" que, acabo reorientando las lineas de la política española.
La Guerra hispano-estadounidense (Spanish–American War en inglés), denominada comúnmente en España como Guerra de Cuba o Desastre del 98, en Cuba como Guerra hispano-cubano-norteamericana, y en Puerto Rico como Guerra hispanoamericana, fue un conflicto bélico que enfrentó a España y a los Estados Unidos en 1898, resultado de la intervención estadounidense en la guerra de Independencia cubana.
Las causas de la crisis del 98
A finales del siglo XIX, España vivió una profunda crisis que tuvo como detonante las guerras de independencia colonial en Cuba (1895-1898) y Filipinas (1896-1898).
El origen del conflicto estuvo en la inadecuada política colonial española y en los intereses expansionistas de Estados Unidos. Cuba era una colonia española. España se sentía ligada a Cuba por vínculos sentimentales muy fuertes: eran los últimos restos de un gran imperio y muchos cubanos descendían de españoles. Pero no eran menos fuertes los intereses económicos. En tres productos se basaba la economía cubana: azúcar, café y tabaco. Era la principal exportadora mundial de azúcar y también productora de café y tabaco. España monopolizaba el mercado colonial en su beneficio.
A finales del siglo XIX estallaron en Cuba varias insurrecciones para lograr la independencia de España. Entre los líderes cubanos independentistas destacó José Martí, político y escritor cubano, hijo de españoles. Estas revueltas culminaron en 1895 con el estallido de la guerra de la independencia cubana. ---Entre las fuerzas políticas españolas existían tres posiciones claramente diferenciadas: la unionista –defendida por los dos partidos del régimen, que consideraba que era tierra española-, la autonomista –inclinada a conceder cierta autonomía, postulada por un sector del partido liberal y por los nacionalistas catalanes, vascos etc., y la independentista, aceptada por los republicanos. Pero entró en juego otro factor: Estados Unidos.
Fundamentalmente fueron motivos económicos –comerciales e industriales- los que motivaron a Estados Unidos a intervenir en este conflicto: las minas y en las plantaciones de azúcar cubanas. Entonces Cuba era la primera productora de azúcar del mundo y el 90% de su producción se exportaba a Estados Unidos. Contaba además el interés geoestratégico norteamericano en afianzar el control militar sobre el mar Caribe y Centroamérica. El pretexto de Estados Unidos para declarar la guerra a España fue la voladura del acorazado estadounidense Maine fondeado en el puerto de La Habana. El Maine sufrió una explosión y se hundió en las aguas del puerto. ¿Quién había sido el responsable? ¿Se trataba de un accidente o de un sabotaje? Sin pruebas contrastadas, una comisión estadounidense atribuyó la responsabilidad del hecho al gobierno español. Así encontraron una justificación para la guerra. Tras varias semanas de investigaciones y de tensión creciente entre los dos países el 25 de abril de 1898 el Congreso de Estados Unidos declaró formalmente la guerra a España. Aun así, antes de esa fecha, antes de llegar al conflicto, Estados Unidos hizo una oferta de compra de la isla por 300 millones de dólares. Estados Unidos ofreció su apoyo a los sectores independentistas, proporcionando material y armamento a los rebeldes cubanos. La inferioridad naval española frente a la estadounidense era evidente.
El enfrentamiento bélico provocó la pérdida de las dos flotas hispanas, la del Pacífico y la del Atlántico. Paralelamente a esta guerra, Filipinas también intentó lograr la independencia de España. El levantamiento fue encabezado por José Rizal, escritor de novelas y fundador de la Liga Filipina. Esta insurrección fue duramente reprimida y se produjo el fusilamiento de su líder, pero finalmente consiguieron la independencia de España. Los norteamericanos desembarcaron sucesivamente en Filipinas, Cuba y Puerto Rico. Puerto Rico y Filipinas sirvieron de excelente base militar para Estados Unidos.
Dibujo Satírico publicado en 1896 en el diario catalán La Campana de Gracia, criticando la actitud de EE.UU. hacia cuba |
Consecuencias de la crisis del 98 en España
Finalmente, consumada la derrota militar española, el conflicto concluyó en diciembre de 1898 con el Tratado de París por el que Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam (en el archipiélago de las Marianas) fueron cedidas a Estados Unidos. Cuba alcanzó la independencia, aunque de hecho quedó bajo “protección” estadounidense hasta mediados del siglo XX. Según este tratado, España cedió a Estados Unidos la isla de Puerto Rico (actualmente, estado asociado de Estados Unidos), Filipinas (que sólo consiguió su independencia en la tardía fecha de 1946) y la isla de Guam en el Pacífico (todavía hoy pertenece a Estados Unidos). Más que un tratado de paz, el documento firmado en París fue una capitulación impuesta por el vencedor al vencido. La delegación española confiaba en salvar la independencia de sus antiguas posesiones. Pero la delegación americana exigió la anexión de todos los territorios perdidos por España. Así, se plasmó la ley del más fuerte y supuso el principio de la expansión oceánica de Estados Unidos. Y es que el gobierno español se lanzó a una guerra para la que no estaba preparado.
La pérdida del imperio español se completó con la venta a Alemania del resto de las Marianas, del archipiélago de las Carolinas y de las Palaos por 20 millones de pesetas, hecho que confirmó el proceso de redistribución colonial que estaba llevando a cabo a favor de las grandes potencias. La pérdida de los últimos restos del imperio generó graves repercusiones que trascendieron el ámbito militar y económico y se prolongaron hasta el siglo XX.
La guerra había sido breve pero las repercusiones en España fueron intensas y duraderas. En primer lugar, surgió en gran parte del pueblo español un sentimiento de derrota, de trauma nacional, de desmoralización e impotencia. La incertidumbre alcanzó incluso a la prensa de la época que llegó a temer un ataque y ocupación de las islas Canarias. En España, las pérdidas económicas alteraron las finanzas, la Hacienda pública y los precios, cuyo encarecimiento afectó a los sectores más humildes de la sociedad. Éstos soportaron también las pérdidas humanas del conflicto, ya que las clases acomodadas se libraron del servicio militar mediante un pago en metálico. Esta guerra supuso el fin de prósperos negocios españoles en la isla. Si bien no generó una crisis política inmediata, el desastre colonial colaboró a la desintegración del régimen de la Restauración, según algunos historiadores. Inmediatamente se desató la polémica de la responsabilidad de la derrota. Parecía inevitable revisar un estilo de gobierno (alternancia de partidos, oligarquía caciquil…).
El Desastre del 98 contribuyó a potenciar los movimientos regionalistas y nacionalistas. Por último, la pérdida del imperio provocó una crisis cultural de gran trascendencia, de la que ha dejado testimonio la Generación del 98 y el surgimiento de una conciencia crítica que desde una perspectiva intelectual, exigía una profunda regeneración política, económica e ideológica de la vida española. Se cuestionaban no sólo los cimientos de la Restauración, sino, incluso, la propia identidad de España. Muchos escritores e intelectuales se sintieron unidos en el intento de sacudir la conciencia de un país dormido, en expresión de Unamuno. Fueron Unamuno, Azorín, Baroja, Antonio Machado, Valle Inclán y Maeztu como figuras más relevantes. El aragonés Joaquín Costa fue la figura cumbre del Regeneracionismo político, quien denunció la lacra del caciquismo con violencia extrema. Su lema era “escuela y despensa”, válido para cualquier gobierno, condensó las dos preocupaciones claves de todos los regeneracionistas. España quedó como un pequeño país sin relevancia internacional de cuyo vasto y fabuloso imperio sólo quedaban algunos enclaves en África.
En conclusión, el año 1898 fue una fecha crítica en nuestra historia por la pérdida de las colonias, por la derrota militar, pero aún más por la honda repercusión colectiva y el examen de conciencia que el Desastre despertó en la sociedad española.
Buque Español Cristobal Colon. Destruido en la batalla de Santiago el 3 de Julio de 1898 |
Faltan las fuentes. Como esta falla es reiterada se las voy a penalizar fuerte en la corrección.
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