Durante La Guerra Civil española entre los años 1936 y 1939, el arte tomo un giro, un nuevo movimiento un, un nuevo estilo: el realismo, que se desarrolló gracias a la inspiración de los artistas e intelectuales de esta época. El nuevo movimiento que dejaba atrás las marcas del surrealismo y el cubismo fue dominante y reflejaba su sencillez expresiva. Sus raíces sociales, la guerra, la revolución; debido al auge de la politización de la cultura, no se permitían los planteamiento objetivo o que no fuera de índole política.
Su estilo fue propagandista, con esto me refiero a que su enfoque era informar y formar tomando partido.
Vértice. Revista nacional de la falange. |
Hoja semanal. Mono Azul |
En la zona republicana señalamos Hora de España y Mono Azul.
Las exigencias propagandísticas y de formación política de las masas exigen cuadros, grabados, carteles, esculturas y productos artísticos monumentales. Así, el Pabellón español en la Exposición Universal de París de 1937, de Sert y Lacasa, se concibió como un "stand" de propaganda destinado a mostrar las realizaciones y la forma de sentir de la España republicana. Un arte comprometido y a la vez renovador que refleje el espíritu de la República.
En él se expusieron el Guernica de Picasso
La Montserrat |
Montserrat gritando. |
Una de sus figuras más dramáticas y expresivas. Resume todo el dolor y dramatismo de la guerra. Es la figura de una campesino (La Montserrat de Julio González) con paso firme que se planta altiva y desafiante, sosteniendo en una mano una hoz y en la otra un niño. De esta obra realizó más tarde una serie de interpretaciones como La cabeza de Montserrat (Cabeza Montserrat gritando. Julio Gonzalez. Amsterdam 1937). El rostro recuerda la expresividad de las figuras del Guernica de Picasso. El personaje, que lleva el típico pañuelo campesino de los años 30, dirige el rostro hacia el infinito y la boca abierta expresando la rabia y el dolor por la situación de angustia que padece.
Alberto Sánchez había fundado junto al pintor Benjamín Palencia la Primera Escuela de Vallecas. Abandonó el cubismo y se inició en el Surrealismo, llegando a desarrollar un estilo muy personal que le convierte en uno de los principales exponentes de la llamada escultura organicista. Su obra es sencilla, se inspira en el pueblo, en el campo y en la naturaleza. Encuentra equilibrio entre el organicismo y la estilización.
Para el exterior del Pabellón español realizó una de sus obras más célebres, El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella. La composición está marcada por un claro sentido de verticalidad serpentina, subrayada por la dirección ascendente y el juego de convexidades y concavidades en el modelado de las formas, que culmina con la estrella. Presenta su preocupación por las formas orgánicas, inspiradas en los motivos vegetales y minerales del paisaje castellano. Vemos la sencillez expresiva de las formas, la decoración geométrica, la frontalidad, temas antropomórficos y zoomórficos, el tratamiento de orificios y porosidades de la superficie. Ha sido interpretada como denuncia política, testimonio de la angustia y amargura que vive la sociedad española con la Guerra Civil y como símbolo político de la República española.
El cartelismo fue la actividad más desarrollada en la época, alcanzando gran diversidad de estilos y planteamientos revolucionarios. Renau fue el primero en plantearse la función social de su producción e influido por el cartelismo soviético posrevolucionario, utiliza la técnica del fotomontaje.
Bardaso emplea una técnica más tradicional, no utiliza ni el fotomontaje ni imágenes gráficas, sino que se basa exclusivamente en el dibujo. Un dibujo simple y poco terminado, como a brochazos, de gran fuerza expresiva.
También encontramos el cartel satírico, que basa su humor en la caricatura de las principales figuras políticas y militares del bando contrario. Cultivan este género Cañavete y el autor anónimo del cartel Los nacionales.
El grabado y el dibujo a tinta también fueron formas de expresión propicias. Sobresalen Antonio Rodríguez Luna, Arturo Souto, Miguel Prieto, Eduardo Vicente, Ramón Puyol o Victorio Macho.
Algunos continuaron elaborando imágenes similares a las que habían hecho en años anteriores a 1936. Arturo Souto, por ejemplo, sigue en la línea del expresionismo social; Ramón Puyol, sigue su línea de realismo político y épico y Eduardo Vicente, practica un expresionismo social y bélico de carácter sentimental.
Otros artistas evolucionaron, como Victorio Macho, que alcanzó la cumbre del realismo social con El labriego. Antonio Rodríguez Luna se sitúa en un surrealismo personal, o un realismo mágico. Le interesa la crueldad y la violencia. A través de un mundo deformado y distorsionado, sus obras proporcionan la imagen exacta de lo que fueron los acontecimientos bélicos.
En escultura, Julio González y Alberto Sánchez serán los dos grandes escultores del momento.
Referencias:
Autor: Ibarra Yeissy
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