lunes, 6 de julio de 2015

corina olmos soneto 67

Las estrofas que Góngora utilizó en este soneto, se estructuran en dos cuartetos y dos tercetos encadenados, ambos endecasílabos, con rima consonante y de arte mayor. El marfil, el oro, el mármol, la plata, el cristal, el rubí, y el safir participan la creación de un retrato de origen petrarquista. Lo que caracteriza al petrarquismo es que es un lenguaje poético rico y flexible a la vez, podía expresar los sentimientos más profundos, con una vasta extensión de sensibilidad.
El empleo intensivo de metáforas, hipérboles e imágenes es lo que caracteriza a Góngora. La mención entre metales y piedras preciosas orienta la lectura hacia los colores específicos de Góngora (oro, blanco) en la descripción de la belleza femenina. La mujer descrita en este soneto eclipsa la naturaleza no igualada. A partir del primer cuarteto se destacan en sus versos, los rasgos paralingüísticos como la entonación que se distingue de manera interrogativa por una serie de diez frases introducidas por “cuál” y dos subordinadas, una adverbial (v. 9-11) y otra adjetival (v. 12-14).
Las metáforas se destacan por entero en los dos cuartetos, a base de metáforas suntuarias, para describir a Clori, digna sucedánea, de la que el poeta dudará, entre el cúmulo acostumbrado de metales y piedras preciosas, el material apropiado para formar su “vulto”:
¿Cuál Ganges marfil, o cual de Paro
 blanco mármol, cuál ébano luciente,
cuál ámbar rubio o cuál oro excelente,
cuál fina plata o cual cristal tan claro,
cuál tan menudo aljófar, cuál tan caro
oriental safir, cuál rubí ardiente
o cuál en la dichosa edad presente,
mano tan docta de escultor tan raro
vulto de ellos se formara…

En esta estrofa Góngora compara a la mujer con el río Ganges, este río se encuentra en la India y sus aguas se consideran sagradas; por lo tanto el escritor enaltece y compara a la mujer como un ser sagrado, asimismo como algo exótico y al hacer mención del ébano hermoso; de igual modo la valoriza como una piedra preciosa, reluciente como el oro, delicada y frágil como el cristal. Igual la compara con las joyas más preciadas y caras como el aljófar, el safir; con el “rubí ardiente” esta expresión en mi opinión  representa la sensualidad y la pasión. En síntesis el cuerpo, es convertido en simulacro de joya más que en una mimesis de carne.
Otro punto importante la hipérbole presente en la en el siguiente verso: “ultraje milagroso a la hermosura” acá se intensifica la belleza de la mujer.