Las estrofas que Góngora utilizó
en este soneto, se estructuran en dos cuartetos y dos tercetos encadenados,
ambos endecasílabos, con rima consonante y de arte mayor. El marfil, el oro, el
mármol, la plata, el cristal, el rubí, y el safir participan la creación de un
retrato de origen petrarquista. Lo que caracteriza al petrarquismo es que es un
lenguaje poético rico y flexible a la vez, podía expresar los sentimientos más
profundos, con una vasta extensión de sensibilidad.
El empleo intensivo de metáforas,
hipérboles e imágenes es lo que caracteriza a Góngora. La mención entre metales
y piedras preciosas orienta la lectura hacia los colores específicos de Góngora
(oro, blanco) en la descripción de la belleza femenina. La mujer descrita en
este soneto eclipsa la naturaleza no igualada. A partir del primer cuarteto se
destacan en sus versos, los rasgos paralingüísticos como la entonación que se
distingue de manera interrogativa por una serie de diez frases introducidas por
“cuál” y dos subordinadas, una adverbial (v. 9-11) y otra adjetival (v. 12-14).
Las metáforas se destacan por
entero en los dos cuartetos, a base de metáforas suntuarias, para describir a
Clori, digna sucedánea, de la que el poeta dudará, entre el cúmulo acostumbrado
de metales y piedras preciosas, el material apropiado para formar su “vulto”:
¿Cuál Ganges marfil, o cual de Paro
blanco
mármol, cuál ébano luciente,
cuál ámbar rubio o cuál oro excelente,
cuál fina plata o cual cristal tan claro,
cuál tan menudo aljófar, cuál tan caro
oriental safir, cuál rubí ardiente
o cuál en la dichosa edad presente,
mano tan docta de escultor tan raro
vulto de ellos se formara…
En esta estrofa Góngora compara a la mujer con el
río Ganges, este río se encuentra en la India y sus aguas se consideran sagradas;
por lo tanto el escritor enaltece y compara a la mujer como un ser sagrado,
asimismo como algo exótico y al hacer mención del ébano hermoso; de igual modo
la valoriza como una piedra preciosa, reluciente como el oro, delicada y frágil
como el cristal. Igual la compara con las joyas más preciadas y caras como el aljófar,
el safir; con el “rubí ardiente” esta expresión en mi opinión representa la sensualidad y la pasión. En
síntesis el cuerpo, es convertido en simulacro de joya más que en una mimesis
de carne.
Otro punto importante la hipérbole presente en la
en el siguiente verso: “ultraje milagroso a la hermosura” acá se intensifica la
belleza de la mujer.